El Centro Loyola Ayacucho, en su compromiso de fomentar la formación humana y cristiana, emprendió una enriquecedora jornada de retiro especialmente diseñada para los colaboradores de nuestra institución. Este evento tuvo la noble intención de crear un espacio de profunda reflexión y fraternidad, mientras se busca impulsar en los participantes la transformación de actitudes y el crecimiento personal, una premisa que nos recuerda con humildad y sabiduría el Papa Francisco.
La actividad fue conducida por el Padre José María Rojo García, quien optó por utilizar una metodología innovadora: la cinematográfica. A través de esta metodología, los participantes pudieron sumergirse en historias cautivadoras, que sirvieron como punto de partida para un análisis introspectivo y esclarecedor. Durante dos días llenos de significado, las instalaciones de la Casa Juan Pablo II en la ciudad de Huanta se convirtieron en el epicentro de un encuentro profundo consigo mismos.
La premisa central de este retiro no solo giró en torno a la reflexión individual, sino que también se centró en el fortalecimiento de los vínculos interpersonales entre los colaboradores del Centro Loyola Ayacucho. El intercambio de ideas, experiencias y pensamientos generó un ambiente de sinceridad y confianza, una atmósfera propicia para el crecimiento tanto individual como colectivo. Estos lazos humanos fortalecidos tienen un impacto directo en la calidad de nuestras acciones y en el acompañamiento cercano y comprometido que brindamos a los participantes de cada uno de nuestros proyectos.
Este retiro nos permitió desconectar de las rutinas diarias, también dejó una impresión duradera. Las lecciones aprendidas, las reflexiones profundas y las conexiones humanas forjadas durante este evento se convierten en un activo invaluable para la misión continua del Centro Loyola Ayacucho. La búsqueda constante de la excelencia en nuestras acciones y en la atención a quienes confían en nosotros se ve reforzada por estas experiencias transformadoras y enriquecedoras.
El Centro Loyola Ayacucho reafirma su compromiso de seguir ofreciendo espacios y oportunidades que nutran la espiritualidad, el crecimiento personal y el sentido de comunidad entre sus colaboradores y beneficiarios. En la intersección de la formación humana y cristiana, y a través de eventos como este retiro, se tejen los cimientos de un impacto positivo en la sociedad y en la vida de quienes forman parte de esta gran familia que es el Centro Loyola Ayacucho.